CRONICAS DESDE MIS INSULAS BARATARIAS
Marcialito cogió la mano de su nieto para que le acompañase a comprar los churros de los domingos junto a la prensa diaria.
Caminaban por la comercial calle de La Naval, antaño paraíso del comercio Hindú y ahora del Imperio Chino.
¿Abuelo, por qué hay tantas tiendas de chinos?
Luisito mi niño, los tiempos han cambiado, antes las tiendas de los Hindúes eran comercios prósperos, venían los extranjeros y los peninsulares a comprar los transistores, gafas de sol, mecheros, cámaras de fotos…. era la época de los puertos Francos.
¿De los puertos Francos, que es eso abuelo?
Mi niñito, eso fue la ley que nos permitió tener el auge comercial que impulsó la economía de todo el Archipiélago Canario. Fue creada en el año 1852 en decreto del 11 de Junio del mismo año por Juan Bravo Murillo, a la sazón ministro del gobierno de España.
Sencillamente para que lo entiendas mejor Luisito, estaba circunscrito al ámbito territorial del Archipiélago Canario. El cual mermaba el aérea de tributos aduaneros y de consumo al que las especiales normas económicas y fiscales determinaban la liberación de impuestos, que gravaban el tráfico mercantil así como el despliegue del comercio sin intervenciones administrativas.
Esa ley nos permitió una serie de ventajas a nuestra maltrecha economía de aquella época, que, mi querido Luisito, se pueden definir como:
1º El reconocimiento de la especialidad canaria.
2º Concienciación Regional.
3º Planificó la economía isleña en base al libre comercio exterior.
4º Hizo posible la entrada del capital extranjero, en especial el británico.
5º Fortaleció el tráfico marítimo así como las ampliaciones de nuestros muelles siendo de los primeros del mundo en volumen de entrada de mercancías y contenedores.
6º Facilito la exportación de los cultivos de exportación.
Todo esto permitió el librecambismo en las islas, con lo cual hizo posible reclamar un sistema impositivo distinto a la del territorio del estado Español. Convirtiéndose dicha ley de puertos francos en una herramienta, para dotarle a nuestro archipiélago de unas peculiaridades propias de nuestra economía.
¿Abuelo, porqué ya no está esos puertos francos si esa ley era tan buena?
Ah mi niño, los efectos beneficiosos de esa ley duraron hasta entrado el tercer cuarto del siglo XX, con la implantación del régimen Económico y fiscal de Canarias (REF) y el mercado único europeo.
Posiblemente, una visión sesgada de ese privilegio, hizo que la Nueva Europa que se empezaba a formalizar con los estados miembros de la Unión Europea, los estados de las autonomías, junto a la creación del Estatuto Autonómico de Canarias hiciese desaparecer dicha ley.
Con lo cual los puertos francos desaparecieron y de ellos jamás se supo.
¿Y no podrán de nuevo poner esa ley de puertos francos abuelo?
Luisito esa ya es otra historia para otra crónica.
Marcialito cogió la mano de su nieto para que le acompañase a comprar los churros de los domingos junto a la prensa diaria.
Caminaban por la comercial calle de La Naval, antaño paraíso del comercio Hindú y ahora del Imperio Chino.
¿Abuelo, por qué hay tantas tiendas de chinos?
Luisito mi niño, los tiempos han cambiado, antes las tiendas de los Hindúes eran comercios prósperos, venían los extranjeros y los peninsulares a comprar los transistores, gafas de sol, mecheros, cámaras de fotos…. era la época de los puertos Francos.
¿De los puertos Francos, que es eso abuelo?
Mi niñito, eso fue la ley que nos permitió tener el auge comercial que impulsó la economía de todo el Archipiélago Canario. Fue creada en el año 1852 en decreto del 11 de Junio del mismo año por Juan Bravo Murillo, a la sazón ministro del gobierno de España.
Sencillamente para que lo entiendas mejor Luisito, estaba circunscrito al ámbito territorial del Archipiélago Canario. El cual mermaba el aérea de tributos aduaneros y de consumo al que las especiales normas económicas y fiscales determinaban la liberación de impuestos, que gravaban el tráfico mercantil así como el despliegue del comercio sin intervenciones administrativas.
Esa ley nos permitió una serie de ventajas a nuestra maltrecha economía de aquella época, que, mi querido Luisito, se pueden definir como:
1º El reconocimiento de la especialidad canaria.
2º Concienciación Regional.
3º Planificó la economía isleña en base al libre comercio exterior.
4º Hizo posible la entrada del capital extranjero, en especial el británico.
5º Fortaleció el tráfico marítimo así como las ampliaciones de nuestros muelles siendo de los primeros del mundo en volumen de entrada de mercancías y contenedores.
6º Facilito la exportación de los cultivos de exportación.
Todo esto permitió el librecambismo en las islas, con lo cual hizo posible reclamar un sistema impositivo distinto a la del territorio del estado Español. Convirtiéndose dicha ley de puertos francos en una herramienta, para dotarle a nuestro archipiélago de unas peculiaridades propias de nuestra economía.
¿Abuelo, porqué ya no está esos puertos francos si esa ley era tan buena?
Ah mi niño, los efectos beneficiosos de esa ley duraron hasta entrado el tercer cuarto del siglo XX, con la implantación del régimen Económico y fiscal de Canarias (REF) y el mercado único europeo.
Posiblemente, una visión sesgada de ese privilegio, hizo que la Nueva Europa que se empezaba a formalizar con los estados miembros de la Unión Europea, los estados de las autonomías, junto a la creación del Estatuto Autonómico de Canarias hiciese desaparecer dicha ley.
Con lo cual los puertos francos desaparecieron y de ellos jamás se supo.
¿Y no podrán de nuevo poner esa ley de puertos francos abuelo?
Luisito esa ya es otra historia para otra crónica.
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